En la España rural, donde las casas abandonadas se alzan como espectros de un pasado próspero, hay un hombre que va de pueblo en pueblo. Su nombre es Félix del Prado y, a sus 72 años, es el único habitante de Verguizas, un pueblo de la provincia de Soria que ha sucumbido a la despoblación.
Félix es un pastor trashumante, un hombre de pocas palabras pero con una mirada que refleja la sabiduría de una vida dedicada a la tierra. Su casa, una construcción destartalada que resiste al paso del tiempo, es el único testigo de su soledad. En ella, le acompaña Canela, su fiel perro, y otras mascotas que le hacen compañía.
Félix no se queja de su soledad. La disfruta, de hecho. Le gusta la independencia de vivir a su propio ritmo, sin rendir cuentas a nadie. “¿Qué más voy a hacer? Yo no soy de salir mucho, me gusta la tranquilidad”, dice con una sonrisa.
El silencio de Verguizas solo se rompe con el sonido del viento que susurra entre las ruinas de las casas abandonadas. A veces, un amigo le visita, pero la mayoría del tiempo está solo. Félix reconoce que fue “echado de casa” a los 14 años para “buscarse las habichuelas” y que sus amigos se fueron porque les “robaron las oportunidades”.
Un hombre que va de pueblo en pueblo, pero no lo recomienda
Félix no recomienda a nadie volver al pueblo. “Aquí no hay futuro”, afirma con resignación. “La gente se va porque no hay trabajo, no hay servicios…”. Él mismo se ha visto obligado a sobrevivir con lo poco que le ofrece la tierra: cordero, leña y la compañía de la naturaleza.
El hombre que va de pueblo en pueblo se ha adaptado a la vida en la España despoblada. Tiene teléfono, televisión y se mantiene al tanto de la situación actual, aunque no se preocupa por el fútbol ni por los políticos. “Yo vivo en mi mundo”, dice con tranquilidad.
El hombre que va de pueblo en pueblo y la despoblación
La historia de Félix es un reflejo de la realidad de la España rural: un territorio despoblado, con gente que se ha visto obligada a emigrar en busca de oportunidades. La despoblación es un problema que se agrava año tras año, dejando tras de sí pueblos vacíos y un paisaje de nostalgia.
Félix lamenta la situación. “Los políticos han dejado caer todo”, critica con amargura. “Ya no hay remedio”. Él, sin embargo, se aferra a su vida en Verguizas, a su independencia y a la tranquilidad que le ofrece la naturaleza.
El futuro del hombre que va de pueblo en pueblo
El futuro de Félix es incierto. La vida en el campo es dura, pero él se muestra optimista. “Mientras tenga salud, seguiré aquí”, afirma con determinación. Su historia es un ejemplo de resistencia, de la capacidad de adaptación del hombre frente a la adversidad.
El hombre que va de pueblo en pueblo es un símbolo de la España rural, una España que se resiste a desaparecer, que lucha por sobrevivir a pesar de la despoblación y la falta de oportunidades.
Nombre
Edad
Lugar
Situación
Quejas
Ocupación
Compania
Félix del Prado
72
Verguizas, Soria
Único habitante
Despoblación
Pastor trashumante
Perro llamado Canela
¿Por qué se fue Félix de su pueblo?
Félix fue “echado de casa” a los 14 años para “buscarse las habichuelas”.
¿Por qué se fueron los amigos de Félix?
Los amigos de Félix se fueron porque les “robaron las oportunidades”.
¿Cómo es la vida de Félix en Verguizas?
Félix disfruta de la independencia de vivir a su propio ritmo y sin rendir cuentas a nadie.
¿Qué le preocupa a Félix de su pueblo?
A Félix le preocupa la despoblación y lamenta que los políticos hayan “dejado caer todo”.
¿Cómo se calienta Félix en invierno?
Félix se calienta con leña que él mismo corta en verano.
¿Qué disfruta Félix de su vida en Verguizas?
Félix disfruta de la naturaleza, tiene teléfono, televisión y una dieta a base de cordero.
¿Cómo se describe la vida de Félix?
A pesar de la dureza de su vida, Félix se muestra optimista y disfruta de su soledad.
¿Qué mensaje transmite la historia de Félix?
Su historia es un reflejo de la realidad de la España rural: un territorio despoblado, con gente que se ha visto obligada a emigrar en busca de oportunidades.
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