Santa Rosa de Lima, nacida como Isabel Flores de Oliva en 1586, fue una mujer excepcional que dedicó su vida a Dios y a los necesitados. Desde temprana edad, mostró una profunda vocación religiosa, trasladándose a Quives a los doce años para recibir la confirmación. A los veinticinco años, aceptó el nombre de Rosa, simbolizando su alma como una flor.
Rechazó las propuestas de matrimonio y profesó votos de virginidad, uniéndose a la Tercera Orden Dominicana. Vivió una vida recluida en una ermita en su casa, dedicándose a la oración, la penitencia y el servicio a los demás.
Milagros y Defensa de Lima
Santa Rosa de Lima era conocida por sus numerosos milagros, como curar a los enfermos, multiplicar la comida y caminar sobre el agua. En 1615, organizó a las mujeres de Lima para orar por la protección de la ciudad contra los corsarios neerlandeses. Se le atribuye el milagro de detener a los invasores, salvando a Lima de la destrucción.
Desposorio Místico y Muerte
En 1617, Santa Rosa experimentó un desposorio místico con el Niño Jesús, un evento que marcó un punto culminante en su vida espiritual. Poco después, cayó gravemente enferma de tuberculosis y falleció a la edad de 31 años.
Legado y Devoción
Santa Rosa de Lima fue canonizada en 1671 y declarada patrona de América, Filipinas, Perú, Venezuela, Paraguay y Argentina. Es conocida por su caridad, humildad y defensa de los necesitados. Su casa en Lima es un santuario y un lugar de peregrinación, y es invocada como intercesora contra la tuberculosis.
